Canadá
El Comité examinó los informes periódicos tercero y cuarto
presentados por el Canadá (CEDAW/C/CAN/3 y 4) en sus sesiones 329ª
y 330ª, celebradas el 28 de enero de 1997 (véanse CEDAW/C/SR.329
y 330).
Al presentar los informes, la representante situó la aplicación
de la Convención y de la Plataforma de Acción aprobada en la Cuarta
Conferencia Mundial sobre la Mujer en el marco del sistema federal canadiense.
Señaló que, en el Canadá, los gobiernos federal y provincial
o territorial compartían la autoridad legislativa. La responsabilidad
en esferas como la educación, la salud y los servicios sociales se delegaba
en gran medida en las autoridades provinciales o territoriales. Los mecanismos
nacionales del Canadá para el adelanto de la mujer estaban firmemente
establecidos en el plano federal, y había oficinas u organismos para
la mujer en todos los gobiernos provinciales o territoriales.
El criterio con que el Canadá promovía la igualdad entre los sexos
se basaba en el reconocimiento de que los sistemas político, económico
y social estaban sujetos a la influencia de factores de género. Como
consecuencia, debían tenerse en cuenta los diferentes efectos en el hombre
y en la mujer de todas las políticas sociales. Los mecanismos nacionales
ofrecían análisis de género y asesoramiento normativo a
las entidades gubernamentales para asegurar la incorporación de los factores
de género en la legislación, las políticas y los programas.
La representante destacó que su Gobierno asignaba gran importancia a
la cooperación estrecha con las organizaciones no gubernamentales y la
sociedad civil como aspecto fundamental para el adelanto de la mujer. Se habían
puesto en marcha diversas iniciativas para incorporar las opiniones de la sociedad
civil en los procesos de formulación de políticas. Asimismo, se
habían establecido amplias redes con organizaciones no gubernamentales,
y el Gobierno aportaba recursos a muchas organizaciones de mujeres.
La representante señaló que el Canadá estaba afrontando
nuevos retos socioeconómicos en los planos nacional e internacional y
subrayó que había adoptado medidas decisivas para que la mujer
contara con un marco jurídico efectivo que la protegiera de la discriminación.
La Carta de derechos y libertades del Canadá garantizaba la igualdad
ante la ley y bajo la ley, así como una legislación que protegía
por igual a mujeres y a hombres. Toda persona o grupo podía cuestionar
la legislación y las prácticas del Gobierno federal, provincial
o territorial si las consideraba discriminatorias. La Carta ofrecía protección
contra la discriminación intencional y la discriminación sistémica
y protegía a la mujer contra las leyes y prácticas que trajeran
aparejado, inadvertidamente, un trato injusto de la mujer. Mediante un programa
especial, se prestaba apoyo financiero a grupos e individuos que desearan acogerse
al principio de protección equitativa consagrado en la Carta. En una
enmienda reciente de la Ley nacional de derechos humanos, se garantizaba la
protección contra la discriminación sobre la base de la orientación
sexual.
La representante destacó varias iniciativas recientes de su Gobierno
encaminadas a promover la igualdad de la mujer en las esferas económica
y social. Como el empleo y la autonomía económica de la mujer
se consideraban bases fundamentales de su derecho a la igualdad, había
que mejorar su situación en materia de ingresos y atacar el persistente
problema de la segregación en el empleo. Se tenía previsto afrontar
esos problemas mediante varias medidas legislativas de adopción reciente.
También se estaba midiendo y valorando el trabajo no remunerado de la
mujer y del hombre en el hogar para tenerlo en cuenta en el marco de la política.
La eliminación de la violencia contra la mujer y el niño era otra
cuestión de alta prioridad. El Canadá encaraba la cuestión
de forma amplia e integrada, prestando particular atención a las causas
que subyacían a esa violencia. Además de las enmiendas introducidas
recientemente en el Código Penal con miras a dar una respuesta más
enérgica a la violencia, estaban pendientes de aprobación varias
iniciativas legislativas en la materia.
La representante señaló que se estaba prestando asistencia especial
a las mujeres que se encontraban en situación desventajosa en diversos
aspectos; se trataba de la tercera esfera en que el Gobierno había emprendido
iniciativas recientemente. El Canadá reconocía que las mujeres
no sólo estaban en desventaja por su género, sino también
por su origen étnico, su discapacidad o sus ingresos. La situación
de las aborígenes exigía especial atención; se preveía
que las recomendaciones de un estudio concluido recientemente por la Comisión
Real sobre pueblos indígenas desempeñarían un importante
papel en la formulación de políticas sobre el tema.
Garantizar el acceso igualitario de la mujer a los servicios de salud era el
cuarto objetivo del Gobierno. Habida cuenta del aumento del costo de los servicios
de salud, se tenía previsto efectuar grandes cambios en el sistema de
atención de la salud del Canadá en el próximo decenio.
En ese proceso, sería una preocupación fundamental la protección
del acceso de la mujer a los servicios de salud apropiados en pie de igualdad.
A modo de conclusión, la representante reconoció que, a pesar
de los adelantos alcanzados en numerosas esferas, quedaba mucho por hacer. Aseguró
al Comité que su Gobierno estaba dispuesto a formular soluciones innovadoras
para los problemas pendientes, colaborando estrechamente con todos los sectores
de la sociedad del Canadá.
Observaciones finales del Comité
Introducción
El Comité encomió al Gobierno del Canadá por sus informes
periódicos tercero y cuarto y por las respuestas excelentes y amplias
que dio a las numerosas preguntas escritas formuladas por los expertos.
El Comité también expresó su reconocimiento a la delegación
de alto nivel, que incluyó representantes de las provincias.
El Comité consideró que el formato de los informes escritos, desglosados
por provincias, era difícil de analizar y de evaluar. Como consecuencia,
los expertos no pudieron apreciar cabalmente los logros alcanzados y los obstáculos
con que se había tropezado en la aplicación de la Convención.
El Comité tomó nota de la función de liderazgo del Canadá
en la promoción de la igualdad entre los sexos en el plano internacional
mediante los programas de cooperación para el desarrollo relativos a
la integración de la perspectiva de género y a la violencia contra
la mujer.
El Comité señaló asimismo que, aunque el informe incluía
un examen amplio de la nueva legislación y la jurisprudencia de derechos
humanos en relación con la mujer, en la información suministrada
no se exponían en grado suficiente sus consecuencias para las mujeres
en general o para determinados grupos de mujeres.
Factores y dificultades que afectan a la aplicación de la Convención
La reestructuración de la economía, fenómeno presente en
el Canadá y otros países muy industrializados, parecía
haber tenido efectos desproporcionados sobre las mujeres. Aunque el Gobierno
había adoptado numerosas medidas encaminadas a mejorar la condición
jurídica y social de la mujer, la reestructuración constituía
una grave amenaza que podía malograr los progresos y adelantos considerables
alcanzados por las mujeres canadienses. Habida cuenta de que el Gobierno ejercía
una función de liderazgo a nivel mundial en cuestiones de la mujer, esa
situación no sólo afectaría a las mujeres del Canadá
sino también a las mujeres de otros países.
Aspectos positivos
El Comité encomió al Canadá por la gran importancia que
asignaba a la promoción y al ejercicio de los derechos humanos, que quedaba
de relieve en su Carta de derechos y libertades, así como en su ratificación
de los instrumentos internacionales de derechos humanos, incluida la Convención
sobre la eliminación de todas las formas de discriminación contra
la mujer.
El Comité tomó nota de que, una vez más, el Canadá
se había puesto a la vanguardia al adoptar la decisión histórica
de considerar que la violencia basada en el género era motivo para conceder
asilo a las mujeres víctimas de esa violencia.
El Comité tomó nota con reconocimiento de la introducción
del Plan Federal para la Igualdad entre los Sexos, que constituía el
marco de referencia del Canadá para aplicar la Plataforma de Acción
de Beijing en el plano nacional.
El Comité acogió con beneplácito el hecho de que el Canadá
hiciera hincapié en la participación de la sociedad civil en la
promoción de la igualdad entre los sexos y en el establecimiento de mecanismos
de cooperación y diálogo, sobre todo con las organizaciones no
gubernamentales. En particular, era digna de encomio la consulta anual sobre
la violencia contra la mujer que llevaba a cabo el Ministerio de Justicia en
cooperación con el Consejo sobre la Situación de la Mujer.
El Comité también tomó nota con satisfacción de
que el Canadá seguía fortaleciendo y perfeccionando sus actividades
de incorporación de una perspectiva de género en todos los planos.
Principales esferas de preocupación
Aunque existían medidas, inclusive leyes, relativas a la violencia contra
la mujer, este fenómeno no disminuía sino que de hecho había
aumentado en algunos lugares.
Preocupaba al Comité el aumento de la tasa de embarazo de las adolescentes,
que tenía efectos negativos en la salud y la educación y provocaba
un aumento de la pobreza y la dependencia entre las mujeres jóvenes.
El Comité expresó su preocupación porque la tendencia a
privatizar los programas de salud podría afectar seriamente la accesibilidad
y la calidad de los servicios de que disponían las mujeres canadienses,
especialmente las más vulnerables y desfavorecidas.
Preocupaba al Comité que, en el marco de los cambios económicos
y estructurales, incluidos los derivados de los acuerdos económicos regionales
e interregionales, no se hubiera prestado suficiente atención a sus efectos
sobre las mujeres en general y sobre las mujeres desfavorecidas en particular.
Preocupaba al Comité el aumento de la pobreza de las mujeres, especialmente
entre las madres solteras, que se agravaba a causa de la cesación, modificación
o debilitamiento de los programas de asistencia social.
Preocupaba al Comité que, pese a las medidas adoptadas en el sector público
para aplicar la Ley Federal de igualdad en el empleo, su efecto en la situación
de la mujer era todavía muy limitado y sus disposiciones no se hacían
cumplir estrictamente.
Preocupaba al Comité que los programas destinados a las mujeres aborígenes
tal vez surtieran efectos discriminatorios.
El Comité también expresó su preocupación por la
posibilidad de que los recortes presupuestarios afectaran la continuidad de
los servicios de los centros que atendían a la mujer en situaciones de
crisis.
Sugerencias y recomendaciones
El nivel de violencia contra la mujer canadiense en general y contra las mujeres
y niñas sujetas a explotación sexual, las prostitutas y las mujeres
víctimas del tráfico, en particular, requiere la adopción
de medidas urgentes. Las medidas encaminadas a combatir la violencia contra
la mujer deben ser observadas y evaluadas constantemente para determinar su
efecto en la conducta y las actitudes a largo plazo.
El Comité sugirió que el Gobierno se ocupara urgentemente de los
factores que provocaban el aumento de la pobreza entre las jóvenes y
especialmente entre las madres solteras, y que elaborara programas y políticas
destinados a luchar contra ese fenómeno.
En futuros informes se deberá presentar información sobre la valoración
y la cualificación del trabajo no remunerado de las mujeres, incluido
el trabajo doméstico.
El Comité sugirió al Gobierno que, dentro de las posibilidades
de su marco jurídico, integrara en el próximo informe la información
relativa a los niveles federal y provincial desglosada por artículo.
También recomendó que se indicara explícitamente en el
informe el efecto de la legislación, las políticas y los programas
sobre las mujeres canadienses en general y sobre determinados grupos de mujeres
en particular.
Habría que elaborar metodologías para determinar los progresos
alcanzados en la reducción de la diferencia de remuneración entre
hombres y mujeres y en el logro de la igualdad de remuneración por trabajo
de igual valor.
El Plan Federal para la Igualdad entre los Sexos debería tener un calendario
concreto, puntos de referencia y objetivos mensurables para vigilar su aplicación;
además se le deberán asignar recursos especiales.
Se debería presentar un panorama completo de la situación de las
mujeres aborígenes, incluida su situación educacional, su situación
en la fuerza de trabajo y una descripción y evaluación de los
programas federales y provinciales, anteriores y vigentes, para las mujeres
aborígenes. Se deberían supervisar los programas dirigidos a las
mujeres aborígenes para determinar si tienen efectos discriminatorios.
La difícil situación de las mujeres aborígenes recluidas
en las cárceles es un problema urgente.
El Comité recomendó que se restituyera a un nivel adecuado a los
programas de asistencia social para la mujer.
El Comité encareció que se divulgaran ampliamente las presentes
observaciones finales en todo el país a fin de que los canadienses conocieran
las medidas adoptadas para garantizar de hecho la igualdad de la mujer, así
como las medidas ulteriores que se requerían en ese sentido.